Yamandú Cuevas

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procesos • historias • reflexiones

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Dumas Oroño era vecino del barrio y yo, aprovechándome de eso fui algunas veces a golpear la puerta de su taller para que viera mis trabajos y me dijera algo. La vez que me pudo recibir apoyó las pinturas en un estantecito contra la pared y después de mirarlas un rato en el que yo transpiraba frío, eligió una y la puso en un caballetito que tenía sobre una mesa con buena luz. Entonces me dijo: “Está bien construida, pero si usted lo que quiere es aprender a pintar, agarre ésta y píntela muchas veces. Una vez hacia el amarillo, otra hacia el rojo, otra hacia el azul y así unas 5 o 6 veces, por lo menos. Cuando usted haya terminado de probar se va a dar cuenta solo lo que le hace falta. Cuando pase eso, vuelva, me dice y vemos”

Antes de que pudiera volver a molestarlo el viejo se había ido de este mundo y yo me quedé sin poder decirle gracias, porque con su consejo no aprendí a pintar, pero aprendí a intentar, que es lo que hago desde entonces.

Info de las obras:
El barrio / Cuadríptico de pinturas acrílicas sobre cartón / 15×20 cm. / 2022

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Demasiadas veces me preguntan cuánto tiempo me lleva hacer un collage, un dibujo o una pintura. La pregunta casi siempre me fastidia, porque me resulta imposible saberlo. Por eso casi siempre respondo: Uf!

Cuando estoy pintando, poco antes de abandonar y toca limpiar pinceles juego a manchar papeles. Al final, siempre alguno me gusta y lo guardo para algo en un cajón donde poder olvidarlo. Otra veces -si llueve, mejor- recorto imágenes de libros y revistas y al final también las guardo. No en el mismo cajón, pero sí en uno cercano donde supongo que van las cosas que no son papeles pintados. Otros días, caprichosamente, algunas de esas cosas salen de los cajones y empiezan a dar vueltas por alguna mesa de trabajo. Si tienen suerte, si tengo suerte, sucede algún encuentro prometedor. En este caso el sillón, el mono y el fondo llevaban juntos un buen tiempo sin que sucediera nada. Salían del cajón, volvían, se quedaban a dormir ahí un buen rato y así hasta que hoy, que por accidente me volví a encontrar con ellos, aburrido ya de esta cuestión, decidí meter todo a la computadora a ver si pasaba algo. Y pasó. Que me surgió una pregunta y que encontré unas alas que vinieron a ofrecerme la respuesta que me ayudó a terminar este collage, en la misma cantidad de tiempo que un naranjo tarda en dar una fruta acabada, redonda y dulce.

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La clase pasada propuse hacer un collage con material tomado de una sola revista y en formato postal. Más precisamente de viejos fascículos de la famosa Enciclopedia de los animales Salvat (todo se transforma). Rara vez hago collage en el taller (soy el docente) pero el jueves pasado, estuvo todo tan tranquilo, que probé y bueno. Apareció este.

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Collage (técnica mixta sobre papel) 16,5 x 11,5 cm.
Yamandú Cuevas. Colección Cristina Bonilla.
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“El trayecto amoroso parece entonces seguir tres etapas (o tres actos): la primera e instantánea, la captura (soy raptado por una imagen); en seguida viene una serie de encuentros (encuentros personales, llamadas telefónicas, cartas, pequeños viajes), en el correr de los cuales exploro, extasiado, la perfección de ser amado, o mejor, la adecuación inesperada de un objeto a mi deseo: y comienza el tiempo de la dulzura, y el idilio” *
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*Roland Barthes.
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Como casi todas las personas, yo también lleno mis agendas de garabatos inspirados en aburridísimas reuniones de trabajo o de carácter político. Eso sería fatal sino nos permitera descubrir que buen y descontracturado soporte suelen ser las agendas para hacer lo que a uno le viene en ganas en el momento que sea. Porque a veces en este soporte surgen trabajos que ván más allá de los garabatos y -llegado el fin del año- antes que la agenda pase al olvido eterno, yo guardo los garabatos que más me gustan en alguna carpeta y otros, como este, los comparto, por ejemplo, acá.

Buen 2016 para todos.

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“La Dolores” Collage hecho a mano. 13 x 15 cm. Año 2013.

En el taller de arte que daba ese año en el Pueblo Obrero de Piriápolis para Centros Mec, con los chicos veníamos trabajando hacía algunas semanas con collage. Dado el manejo que el grupo tenía ya de la técnica, un día, sobre el final de la clase propuse la consigna “Un collage en 5 minutos por reloj” Todos aceptaron el desafío con la condición de que yo también hiciese uno “a ver si me salía”, bueno, esto es lo que me salió.

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“Señoras y Señores” es un collage e intervención fotográfica muy simple que hice en 1999 y que después imprimí a modo de grabado digital en un modesto tiraje de 12 ejemplares. Como lo hice sobre un papel cualunque que se estaba oxidando mucho, lo rescaté digitalmente para compartirlo porque todavía me resulta simpático. Los 12 ejemplares fueron donados en distintas instancias, siempre a mujeres, ya que -obviamente- su espíritu las homenajea. El rescate digital lo hice a partir de una prueba de autor que todavía conservo.

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“Pasan tías”. Técnica mixta sobre papel. 21 x 13, 5 cm.

Cuando en 2013 Mauricio Planel vino a visitarme al taller me trajo de regalo una preciosa libreta para dibujos hecha íntegramente por él con la reproducción de uno de sus geniales collages en la tapa. Desde entonces la guardé arriba de mi escritorio como el preciado tesoro que es y como para intervenirla en cualquier momento. Tan pero tan linda, que me daba no sé qué hacerle algo, sentía que la iba a estropear. Por eso me tardé un poco en estrenarla, pero “a cada chancho le llega su San Valentín” decía mi abuela y a la libreta de Meuricio le llegó su debut. No sé si el trabajito estará a la altura del soporte, pero ténganme paciencia, que ésta es apenas la página 1.

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