Dumas Oroño era vecino del barrio y yo, aprovechándome de eso fui algunas veces a golpear la puerta de su taller para que viera mis trabajos y me dijera algo. La vez que me pudo recibir apoyó las pinturas en un estantecito contra la pared y después de mirarlas un rato en el que yo transpiraba frío, eligió una y la puso en un caballetito que tenía sobre una mesa con buena luz. Entonces me dijo: “Está bien construida, pero si usted lo que quiere es aprender a pintar, agarre ésta y píntela muchas veces. Una vez hacia el amarillo, otra hacia el rojo, otra hacia el azul y así unas 5 o 6 veces, por lo menos. Cuando usted haya terminado de probar se va a dar cuenta solo lo que le hace falta. Cuando pase eso, vuelva, me dice y vemos”
Antes de que pudiera volver a molestarlo el viejo se había ido de este mundo y yo me quedé sin poder decirle gracias, porque con su consejo no aprendí a pintar, pero aprendí a intentar, que es lo que hago desde entonces.
Info de las obras:
El barrio / Cuadríptico de pinturas acrílicas sobre cartón / 15×20 cm. / 2022



