Yamandú Cuevas

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procesos • historias • reflexiones

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Dumas Oroño era vecino del barrio y yo, aprovechándome de eso fui algunas veces a golpear la puerta de su taller para que viera mis trabajos y me dijera algo. La vez que me pudo recibir apoyó las pinturas en un estantecito contra la pared y después de mirarlas un rato en el que yo transpiraba frío, eligió una y la puso en un caballetito que tenía sobre una mesa con buena luz. Entonces me dijo: “Está bien construida, pero si usted lo que quiere es aprender a pintar, agarre ésta y píntela muchas veces. Una vez hacia el amarillo, otra hacia el rojo, otra hacia el azul y así unas 5 o 6 veces, por lo menos. Cuando usted haya terminado de probar se va a dar cuenta solo lo que le hace falta. Cuando pase eso, vuelva, me dice y vemos”

Antes de que pudiera volver a molestarlo el viejo se había ido de este mundo y yo me quedé sin poder decirle gracias, porque con su consejo no aprendí a pintar, pero aprendí a intentar, que es lo que hago desde entonces.

Info de las obras:
El barrio / Cuadríptico de pinturas acrílicas sobre cartón / 15×20 cm. / 2022

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El próximo jueves 30 de marzo se inaugura la exposición “En construcción” del taller de proyectos en collage Ranchoaparte, integrado por Daniela Acuña, Marta Villa Plada, Nuria Rodríguez, Renato Silva (Reno) y Solange Pastorino, y dirigido por Yamandú Cuevas.
La inauguración será en la Casa de la Cultura de Maldonado (Pérez del Puerto y Sarandí) a las 19 horas.
La exposición permanecerá abierta hasta el fin de abril de lunes a viernes de 9 a 17 hs.

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“Esto no es una vaca” es un collage hecho a mano sobre una hoja de papel artesanal de 15×21 centímetros, hecha y donada por Gabriela Leyla Martínez Barboza en ocasión del cierre del taller de papel dictado por ella entre octubre y diciembre de 2022 en Taller Ranchoaparte.

Está montado sobre una cartulina negra extraída de un álbum de fotos antiguo y firmado abajo a la derecha. Quien quiera adquirirlo lo recibirá cuidadosamente envuelto.

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En este collagito de apenas 10×10 centímetro que hice para sortear en la fiesta de cierre del taller se expresa algo muy lindo y potente que pasa en clase: que todos aprendemos de todos, que la línea que separa al docente de las aprendices muchas veces desaparece. Ese fondo entero es algo nuevo para mí. Algo que vi hacer a algunas de las participantes y que simplemente no se me había ocurrido experimentar. Usar un trozo de una imagen como fondo es un recurso que no hubiera usado si no hubiera visto lo bien que puede funcionar. Después me gustó la imagen de la mujer, su ser fuera del estereotipo y por último, incluir una frase que hiciera leudar un poco la cosa, que le otorgara otro sentido, algo a lo que solemos jugar también en clase. Probablemente no sea un gran collage, pero sí uno significativo. Un trabajo en el que sucedió algo que contribuye al espiralado ciclo de creación sin fin en que todos estamos metidos.

Nota posterior: El collage se lo ganó la China (Cristina Alcorta) y yo me alegré por eso. Gracias Chinita por la foto!

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Un día que en el taller estuvimos aprendiendo a hacer cartapesta, una bandejita que antes había llegado con alfajores de maicena, fue utilizada para embeber los recortes en un agua que había quedado involuntariamente sucia de cascola. La clase terminó y el taller estuvo un par de días sin actividad. Cuando pude volver para ordenarlo me encontré con que el agua de la bandeja se había evaporado y las imágenes se habían fijado en ella de una manera tan contundente como graciosa. Así que empecé a copiarle al azar y a probar a ver qué podía agregarle. Así aparecieron las gotas de tinta china de color tiñiendo el agua, y un etcétera que ahora mismo me tiene ocupado. El nombre de la técnica se lo debemos a Mariana Fossatti, gran collagista amiga y amiga collagista que acertó a pasar por el taller en esos días, y algunos avances experimentales a Jorge Gemetto, quien hizo el primer watercollage logrado y que, al secarse a la intemperie recibió además, semillitas e impurezas playaverdenses y algún sospechado aporte del Gran Mustafá. Es lo que sucede cuando se comparten las experimentaciones con amigas, amigos y el felino del hogar.

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